miércoles, 8 de enero de 2014

San Pedro: histórico, indígena y abandonado.




El 6 de enero anterior fuimos con Guido Orellana, candidato de AVANZA 8 para la Alcaldía de Santa Isabel a una comunidad denominada San Pedro. El viaje resultó interesante pero para nosotros un poco difícil y tenso, a causa del mal tiempo y el estado de la vía propia de verano. Para llegar a San Pedro se toma desde el sur de Santa Isabel la antigua ruta de la carretera Cuenca-Girón-Pasaje que hoy se encuentra casi abandonada luego de más de 30 años de su  apogeo. Hoy es camino vecinal hacia múltiples comunidades rurales de Santa Isabel.

 



Ya habían llegado candidatos

Cerca del punto denominado El Tablón se toma una ruta hacia el sur occidente ascendiendo por una interminable trocha hasta una altitud de cerca de 2500 msnm. En tiempo de verano las camionetas y vehículos 4x4 pueden ascender sin mayor problema, pero con la mínima lluvia todo se vuelve como jabón y eso conlleva muchos peligros. En todo caso llegamos con nuestra caravana, y luego de esperar unos momentos se logró que Guido exponga ante la concurrencia, que en número aproximado de 50 personas se había dado cita para tratar asuntos de la comunidad y específicamente del agua. Planteado el asunto por parte del candidato se observó receptividad y curiosidad por parte de los presentes, pues poco antes ya habían visitado otros políticos para exponer sus puntos de vista, no del todo leales a las reglas de auténticos pretendientes para servir, porque atacar a los contrarios envenena la mente de la gente y es peligroso, al tiempo que poco honesto.

Don Pedro (d) relata sus experiencias desde su niñez.


Una historia muy interesante

Concluida la reunión tuvimos la suerte de conversar con un campesino de nombre Pedro, quizás uno de los más antiguos del lugar, con el fin de conocer sobre la historia de San Pedro. Dijo que nació allí y cuando niño vio el nacimiento de la comunidad que para 70 años atrás era una gran propiedad ganadera de una familia de Cuenca, cuando todos los indígenas incluida su prole trabajaban como esclavos sin paga de ninguna clase, fue la época de los traslados en “chacana” por parte de los “guandos” especialmente a los “patrones y a las “niñas” de la familia pudiente dueña de esas grandes extensiones de terreno. Después vino la época de los “huasipungos” y el nuevo ordenamiento de tierras que daba a los indígenas por lo menos la posibilidad de tener una choza propia aunque en terreno ajeno, salvo una pequeña parcela para su auto sustentación. No se sabe desde cuándo los indios en ese estado de esclavitud vivieron en San Pedro, posiblemente desde los comienzos de la Colonia, cuando los terratenientes y la Iglesia se repartían las haciendas y tomaban a los antiguos dueños como sus trabajadores sin ninguna paga. Es decir, usurparon los territorios con seres humanos incluidos.

Los “Sanpedros” y las tradiciones

Los llamados “Sanpedros” de evidente origen cañari, tuvieron inicialmente una cultura propia como parte de la nación cañari, pero fue abandonada, rezagada y olvidada, sin embargo lo más destacado de ellos fue hasta hace poco su costumbre de fabricar ollas, objetos que los llevaban a vender en Pucará o Santa Isabel con todas las dificultades y sacrificio que eso implicaba por el traslado y la posibilidad de que se rompan dichos objetos, sin embargo se daban formas y procuraban que no se destruyan sus valores en el viaje. Otro buen recuerdo son las danzas, bailes y ceremonias, una mezcla de lo autóctono con los religioso introducido hace cientos de años, que mostraban en las fiestas de Santa Isabel pero casi siempre acompañados de la ingesta de alcohol, forma enseñada por los “blancos” para mantener su dominio y subordinación. Los “Sanpedros” cuando llegaban los domingos al centro cantonal de Santa Isabel eran temibles. Cuentan en el pueblo que se enfrascaban en batallas campales entre ellos a golpe de piedras, algo que molestaba a los habitantes de la urbe pero que por ventura ya ha ido desapareciendo. Hoy las cosas han cambiado notablemente, la conducta de las nuevas generaciones es otra, aunque siempre se guardan las raíces primitivas. La educación de los niños y jóvenes que acuden diariamente a Santa Isabel a lo largo de los últimos años ha dado buenos resultados.



Una desconocida esclavitud

Cuenta don Pedro (76), que a raíz del establecimiento de los “huasipungos”, con la venta de la hacienda grande, muchos especialmente los más jóvenes, emigraron hacia otros lugares cercanos, como Ñugro, pero que siempre retornaban a su tierra de origen. Luego había una hacienda de unas 700 hectáreas comprada por otra familia de Cuenca, de cuya presencia en la actualidad quedan paredes derruidas y el recuerdo de la gran extensión en donde casi se hacía uso de las mismas formas anteriores o con una mínima paga para cuidar el ganado, trabajar en plantaciones de caña de azúcar y en la elaboración del aguardiente que era llevado a Cuenca a las fábricas embotelladoras. A veces, relata don Pedro, cuando tenían que reclamar lo hacía y eran un verdadero temblor, porque se reunían sesenta o más de ellos y acudían a las autoridades para exigir sus derechos. Dijo que una vez llegaron ante el mismo palacio de Carondelet en Quito y hablaron personalmente con el Presidente Roldós, quien les mostró el mejor trato y cariño, gracias a lo cual se les comenzó a respetar. Estamos hablando del año 1980.



Un retorno algo difícil

Luego de esta interesante conversación y de cumplidos los objetivos del grupo con Guido Orellana, emprendimos el retorno escogiendo el camino que nos habían recomendado, mientras algunos trabajadores contratados comenzaban, ya a pocos días de las elecciones, a construir una cubierta de cancha ofrecida hace mucho tiempo, de modo que, si no existe reelección, volverá a quedar en el olvido, igual que la vía muchas veces ofrecida, para seguridad de los habitantes, a fin de que sirva también en invierno, El retorno para nosotros fue tenso y muy difícil, la llamada carretera, con la lluvia de más de una hora se había vuelto muy peligrosa, y confesamos que tuvimos temor de algún percance dada su angostura y las pendientes de un costado, porque en esas circunstancias y por la falta de pericia en el caso, el conducir se vuelve muy complicado. Pero en fin, hemos sobrevivido para contarlo. En suma, San Pedro ha sido y seguirá siendo un lugar atractivo, que merece mayor atención en todos los ámbitos, pues tiene una buena proyección como lugar turístico, de producción y comercio, pero sólo será posible mostrando un verdadero interés y de modo permanente por parte de quienes están obligados a hacerlo, sin demagogia, como es la costumbre actual en Ecuador y con mística para servir a esos habitantes dueños de una larga historia y tradición.

Una carretera intransitable. Por allí los niños todos los días.

César Pinos Espinoza.


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