viernes, 3 de abril de 2015

Comentario: "El oro no vale nada"


     Programas científicos como “Cosmos”, con Neil Tyson (National Geographic) nos llevan a una profunda reflexión: El universo es increíblemente inmenso y somos una mota de polvo, nada. En estas circunstancias, no nos queda otro camino que la humildad. No cabe, es absurdo y loco un mundo con fronteras, con corrupción, con tanta ignorancia e imposición de unos pocos sobre otros, una enorme mayoría.
     La fugacidad de la existencia humana es evidente, las ambiciones y sueños, algo necio y efímero, como el agua que se va entre los dedos; la paz y armonía, una urgente necesidad. En verdad, una profunda reflexión sobre el tema, nos puede ofrecer consciencia sobre la inutilidad y levedad de todo lo que existe. Lo breve de la vida y su imperceptible importancia en el inconmensurable universo, nos deja perplejos, al borde de la nada.


     Una sonda Pioneer enviada hace no mucho tiempo al espacio, para que no retorne jamás, tiene la misión de enviar información durante millones de años, y si solamente meditamos que vivimos en el año 2015, que nuestra era más o menos conocida parte del año 1 y que sólo conocemos escasamente lo que ha sucedido entre 7 y 10 mil años A. C., no sabemos nada. Si dicho aparato está programado para fotografiar nuestro planeta dentro de miles de años, se espera que para ese tiempo la vida en la Tierra habrá desaparecido sin dejar rastro. No quedarán huellas de pirámides ni rascacielos ni gente y el planeta seguirá vagando en el espacio de nuestra galaxia entre millones y millones de cuerpos celestes, también perdidos en la inmensidad de millones de galaxias en un impresionante universo conocido, como una insignificante mota de polvo sin vida, sin la más leve huella o recuerdo de civilizaciones, guerras, líderes importantes, héroes, religiones y seres admirables y hermosos. Tanta hermosura y sublimidad para nada.



   Entonces, qué hacemos hoy, qué buscamos, hacia dónde creemos que vamos. En verdad sin rumbo y sin destino, como el planeta, como el universo. Y nuestra vanidad persiste, vanidad de vanidades como dice la Biblia. Nos creemos importantes, y no sabemos nada, Nos creemos necesarios, luchadores y estamos más o menos desesperados por solucionar de la forma que fuere nuestros problemas diarios, hasta que le toque a cada uno su término, sin que sepa cuándo. Seguimos disimulando, olvidando o tratando de olvidar cada día, cada hora, que nada tiene sentido, sino sólo el placer, humilde placer de conocer, de saber, de disfrutar, siquiera unos momentos. Y no hay que olvidar la sentencia del filósofo español, José Luis Sampedro, “El tiempo no es oro, el oro no vale nada, el tiempo es vida”.

César Pinos Espinoza
cesarpinose@Hotmail.com
03-ab-15