viernes, 7 de noviembre de 2014

Opinión: Ecuador, un breve repaso a su historia.




El discurso del Presidente el lunes en la sesión solemne de Aniversario de Independencia de Cuenca nos permite un ligero análisis. Memoria envidiable del mandatario: próceres, deportistas, cifras y obras, algunas de éstas últimas, como la carretera Lentag-San Francisco- Pasaje, “en mantenimiento”, como dijo. Pocas personas son dueñas de esa enorme capacidad, memoria, inteligencia, razonamiento, facilidad de palabra, dominio de escena, como muestra de que de lo innato se puede hacer cultivo. ¿De qué manera? Con disciplina, constancia, empeño, pero sobre todo con pasión, convencimiento propio y acopio de información. Sin embargo, como en todas las cosas buenas, hay un peligro, el ensimismamiento y la subestima a los demás. En todo caso, Rafael Correa es personalidad que se impone ante la necesidad, sin  miedo y frontalmente, con lo cual se originan las ideas que transforman a los pueblos.


Enorme capacidad de convencimiento a los seres humanos en la historia mundial han tenido líderes como Napoleón, Simón Bolívar, John F. Kennedy, Juan Domingo Perón, Fidel Castro. En nuestra historia nacional, Mejía Lequerica, Luis Francisco Héctor, Barón de Carondelet, Rocafuerte, Eloy Alfaro, Velasco Ibarra, Otto Arosemena Gómez, Carlos Julio Arosemena, Blasco Peñaherrera, entre otros, con mezcla de gran oratoria, filosofía y hechos positivos. En ciertos casos con un profundo convencimiento de su misión de amor al ser humano y desdén por los bienes terrenales.

UNIVERSIDAD DEL YACHAY, CIUDAD DEL CONOCIMIENTO.

En 500 años -poco tiempo dentro de la enorme y milenaria historia de América- en lo que respecta  nuestra Patria, la realidad ha cambiado inobjetablemente. Duras críticas al sistema colonial formuló Espejo en su momento (1747-1795); aportes muy significativos dejó la Misión Geodésica Francesa (1736-1743), igual Pedro Vicente Maldonado y Juan Magnín (C. Paladines, Eugenio Espejo, pensamiento fundamental, 2007). La primera etapa de la República –como anotó el general liberal Emilio María Terán en 1896- “estuvo plagada de los vicios de la colonia, de los desafueros de un “militarismo prepotente” y de un “sacerdocio sacrílego”, cuya “relajación” –según el historiador conservador Luis Robalino Dávila- duraría al menos los primeros 30 años de la República. (Breve historia económica del Ecuador. Alberto Acosta, 2006).


Luego de la Colonia, de un vergonzoso saqueo de riquezas por parte de los conquistadores, paréntesis de explotación, dominio, miedo e imposición de ideas, se pasó a 30 años de búsqueda de libertad que obligó la participación de casi todos en medio de un reguero de sangre que cosechó víctimas entre blancos, mestizos, indios, negros y mulatos. Los pueblos, ciudades y campos quedaron desolados y llenos de malas experiencias. La República no curó las heridas, pues los héroes de ayer, asomaron para reclamar su compensación por servicios prestados a la causa, mientras el indígena y el negro no sacaron ningún provecho. Las ideas de Eugenio Espejo, crítico de la sociedad pre-republicana generaron entre la clase dominante y la Iglesia, burlas, expresiones peyorativas y amenazas al prócer, pero sus ideas fueron la piedra angular para una nueva sociedad.



Los avances en la conducción del país desde 1830 fueron muy lentos y protectores de los intereses de los más poderosos, sin cambios significativos en la Educación, salvo los de Vicente Rocafuerte, García Moreno y Eloy Alfaro, y en la concepción económica y social de la joven nación. El término del siglo XX encontró a Ecuador con demostraciones ambiciosas del vecino del sur, que nos obligó a comprar armas, a gastar ingentes sumas de dinero, mejores para otros fines, y que al fin nos mutilaron nuevamente. Partidos políticos ineptos, ambiciosos e inconscientes de su rol, quieren su parte. La educación se torna en botín, el sistema universitario hace aguas, es caduco, la organización  institucional del país es una burla, no sirve y se presta para negocios internos y ambiciones personales. Transnacionales saquean nuestras riquezas naturales a gusto y con la complicidad de conocidos personajes, el Oriente “ya no es un mito”. El País marcha hacia el caos.


Así, todo nos hacía pensar que el Ecuador explotaría en una conflagración interna, para entonces justificación de una intervención internacional del gran país del norte, que “paternalmente nos ayude a solucionar nuestros males, porque no somos capaces”. A partir de 2007, vemos las cosas diferentes. Ya han sido sacados tres mandatarios del poder, “por ineptos”. Aunque algunos individuos hoy no lo aceptan ni comprenden, porque no han sido llamados a la cena del poder, pero el panorama es otro. Para quienes hemos revisado algo la Historia, lo que sucede hoy es algo nuevo, que sin significar un paraíso, porque nada se consigue de la noche a la mañana, ni es de obtención gratuita, sobre todo luego de tantas décadas de equivocados procedimientos, vamos por buen camino. La mayoría política que hoy nos gobierna no tiene el equipo completo ni ideal, “no están todos los que son, ni son todos los que están”. En ciertos casos no vemos convencimiento personal, sino la gran oportunidad de empleo y dinero. Hace falta sinceridad, formación política, conciencia ciudadana. Se requiere de más hombres y mujeres auténticamente revolucionarios, incluso a costa de su bolsillo e intereses personales para superar algunos defectos. ¿Será posible? Creo que sí. De lo contrario corremos el peligro de ahogarnos en la playa, después de haber nadado tanto. 

YACHAY, UN FUTURO PROMETEDOR PARA LOS JÓVENES ESTUDIOSOS DE NUESTRO PAÍS.

A estas alturas, no se puede aceptar un “borra y va de nuevo”, cediendo el poder a quienes están celosos y añoran sus buenos momentos. Debe el sistema actual dar paso a su autocrítica y sana observación de sanos ciudadanos para corregir errores y así convencer a todos que el camino es bueno y busca el perfeccionamiento. Enriquecimiento ilícito e inmoral, negociados bajo la mesa, prebendas a determinadas personas y permisividad, deben pasar a la historia. Es hora de activar el control institucional por parte de varias voluntades líderes, probadas y rectas y la Ley.
¿Reelección tras un período? Si. Pero dentro de la misma tendencia, con nuevas propuestas que prosigan en las políticas de Estado. Lo otro, es peligroso. Hay que defender lo bien actuado a costa de lo que sea. Hay que corregir los defectos. Hay que llevar al poder a nuevos líderes limpios, que sí lo hay, pero con la Constitución en la mano.

César Pinos Espinoza.
cesarpinose@hotmail.com