jueves, 4 de septiembre de 2014

Para meditar: Ángeles y demonios.




Muchas religiones admiten la existencia de los ángeles. Estos no eran conocidos en Egipto, China, Fenicia. Ángel es el emisario de Dios, el intermediario entre Dios y los hombres. Ángel en griego es el enviado, Daimoni (de ahí la palabra Demonio). Los Brahmanes de la India en su 1ª ley sagrada hablan de la creación de los ángeles, su caída y castigo. Sólo hacía falta imaginación para inventar seres superiores al hombre que lo protege o lo persigue. Los babilonios (a.C.) fueron los primeros en admitirlo. Los persas (a.C.) conocieron 31 ángeles y creyeron en la doctrina del ángel bueno y malo. Los hebreos: no conocieron la caída de los ángeles hasta el libro apócrifo de Enoch, donde los ángeles tuvieron relaciones sexuales con mujeres. Se funda en el Génesis (Cap. VII): la existencia de gigantes por el comercio de los hijos de Dios (ángeles) con las mujeres.

Pero ni Génesis ni Pentateuco ni el libro de Enoch conocen la rebeldía de los ángeles contra Dios y su castigo al infierno ni su ira contra los humanos. El motivo de esa omisión es evidente: los ángeles malos fueron desconocidos para los judíos hasta que estuvieron cautivos en Babilonia. Entonces se empezó a hablar de Satanás entre los caldeos y el libro de Job (habitante de Caldea) es el primer libro que lo menciona. Los persas decían que Satán era un genio que hacía la guerra a las hadas. Es muy probable que de esa creencia los judíos y cristianos sacaran la idea de que los ángeles malos fueron expulsados del cielo y que el principal (Satán) tentó a Eva bajo la forma de serpiente. El nombre de Lucifer viene de una mala traducción al latín de una alegoría de Isaías: “¿Cómo caíste del cielo, astro de luz, que te levantabas al nacer el día?”. En Isaías, Lucifer significa “el que derrama la luz” y se refiere a un rey babilonio destronado; no hablaba de los ángeles rebeldes caídos y precipitados al infierno. Eso no se intentó hasta los primeros siglos del cristianismo cuando los santos padres y los rabinos propagaron esa doctrina para salvar la increíble historia de la serpiente que sedujo a Eva. No se puede probar que esas potencias celestes e infernales existen o no. Pero no basta que sean posible para creerlo.

Grecia: Había demasiados dioses y semidioses para necesitar subalternos, pero había genios y demonios. La teoría de los ángeles de la guarda la sofisticaron. Cada hombre tenía un genio, bueno o malo. Los ángeles de los babilonios y judíos eran lo mismo que los dioses de Homero: seres subordinados a un ser supremo. Dionisio el Aeropagita (famoso por su idea de la jerarquía) y el papa Gregorio I fijaron el número de coros o jerarquías de los ángeles en 9, de las cuales son famosos los serafines, querubines, arcángeles y ángeles. Los judíos tenían en el templo dos querubines con dos cabezas y alas.

Los pintores han representado a los ángeles y arcángeles. Los ángeles eran los enviados intermediarios entre Dios y nosotros. Los demonios y los genios que la antigüedad inventó. El hombre imaginó siempre la divinidad semejante a él. Los reyes daban órdenes a sus enviados y así debía hacer la divinidad (Mercurio e Isis fueron los mensajeros). En el Levítico y el Deuteronomio no se habla de ángeles. Por eso los saduceos no creyeron en ellos. Pero de ellos se ocupan las historias judías. Los ángeles eran corporales. Tenían alas en la espalda (como el griego Mercurio tenía alas en los pies). No podían concebirlos sin cuerpo. Comían, bebían. Los habitantes de Sodoma querían “sodomizar” a los ángeles que fueron a casa de Lot, y hasta comieron.

Finalmente, opinamos que lo que existe realmente es el bien y el mal que flotan en el ambiente, en el mundo. Los humanos nos apegamos a uno u otro lado, según nuestra conveniencia, mejor, según nuestra capacidad de diferenciar y entender las cosas a fondo. Por ejemplo, las armas y la guerra son el mal, el demonio. La oración, el pensamiento positivo, la ilustración y la sabiduría son el bien, nuestro ángel. La naturaleza que nos rodea es nuestro ángel; las mujeres, los hombres, los niños, el trabajo honesto, el desapego al dinero y las riquezas económicas, son nuestro ángel. Lo contrario es el demonio. Sólo es cuestión de detenernos un momento en la vida…y ver.

César Pinos Espinoza

Nota: Algunos conceptos son obtenidos de diversos autores y obras.