lunes, 12 de agosto de 2013

“Bajo la rueda”: El difícil tránsito de la adolescencia.



No entiendo, no sé, cómo pasé por ese túnel oscuro y ahora ya lejano de mi vida. Hoy veo las cosas de lejos, las borrosas imágenes, atravesando sin guía, sin plan.

Herman Hesse (1877-1962) en su obra “Bajo la rueda” interpreta brillantemente los pasajes críticos de la adolescencia, “para de verdad ser un hombre o una mujer”. Dice el editor: “Es una severa acusación contra los sistemas educativos que desarrollan de forma unilateral las capacidades intelectuales e insisten sobre los estudios clásicos, a costa de la imaginación y la fantasía, del cultivo armónico de las facultades espirituales, emocionales y físicas”.

Hoy por hoy se cuentan por centenares los casos de jóvenes, casi niños, perdidos en el mundo de las drogas y el alcohol, “caídos bajo las ruedas del desastre personal”, a consecuencia del descuido, la inoperancia de padres, maestros, autoridades y sociedad, que impávidos no piensan en corregir y ordenar el sistema que impida precipitar a los jóvenes con rumbo al despeñadero.

En la definición del destino de los seres humanos recién salidos de la infancia, todavía impera la voluntad absolutista de los padres, “para que sigan por su próspero camino de hacer dinero”; la decisión de los llamados “orientadores vocacionales”, que en la mayoría de casos desorientan y confunden; de los mandos medios educativos, basados en su experiencia burocrática y estática, no en casos reales del contacto diario en hogares, pueblos y ciudades.

En “Bajo la rueda”, cuando sepultan al joven Hans, repudiado en un Seminario y empujado muy temprano a un mundo que no le corresponde, dice un personaje a otro: “Esté usted tranquilo vecino, no está entre los señores que hay ayudado para traerle a Hans hasta aquí, me refería a los profesores”. Y el aludido responde: “Quizá también nosotros hemos descuidado muchas cosas, ¿no cree usted?

No entiendo qué sucedió en mi lapso. Fue tan rápido, tan definitivo. Existen momentos misteriosos, inexplicables, de caminar perdido, sin rumbo, sin brújula…Y sin embargo, salimos adelante.

César Pinos Espinoza.

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