Perdido
en el inmenso universo nuestro planeta vaga desde hace miles de millones de
años. En realidad no sabemos qué rumbo lleva pero es inimaginable el ancho
espacio que ha recorrido y continuará recorriendo hasta el final de los
tiempos. La teoría del “Big bang” apunta que a partir de esa “Gran explosión”
ocurrida hace 14 mil millones de años el universo salió del caos y camina hacia
el cosmos, hacia un orden y armonía impredecibles. Frágil y solitaria, aunque
en medio de millones de cuerpos celestes seguramente con vida orgánica, la nave
imperceptible que transporta a más de siete mil millones de seres humanos,
parece desequilibrar el sistema perfecto, tal como el sonido de las cuerdas de
la lira.
¿Desequilibrar?
Cómo no. Está claro que no fue creada para embodegar explosivos, de veneno, del
veneno que vomitan ciertos líderes políticos mundiales, reyes del miedo que se
empeñan desde la historia en manchar y dañar la armonía de la Tierra mediante
guerras terribles, matanzas infrahumanas, inconcebibles violaciones de la
naturaleza, negocios fatídicos, tráfico y fomento de conflicto entre naciones,
con el claro afán de armar a pueblos pobres o ricos e inducirlos a la
esclavitud de la permanente defensa y ataque.
En
esta odiosa misión que crea dudas y desconfianzas constantes entre pueblos,
persisten hoy en día ciertos líderes de naciones en una carrera loca hacia el
terror, tratando de imponer su fuerza y mantener sus objetivos colonialistas
que desembocan en dominio económico, no otra cosa que una vanidad y desconfianza
de sí mismos. La tarea de dominio en base a engaños descarados, el tráfico de mujeres
y niños, de medicamentos, muchas veces negocio súper rentable y millonario a
nivel global, de armas y equipos sofisticados para ejércitos mediante catálogos
y a través de agentes de la muerte en todas partes.
Así,
mucha gente, millones, en calidad de pasajeros de la hermosa nave azul, con los
ojos cerrados, cada día en el mayor número de horas posibles, no pierden un
minuto en tratar de hacer fortuna, de acumular, de dominar al otro, para
explotarlo, mentirle, ganarle, mientras cientos de líderes de dan a la ingrata
tarea de cuestionar todo lo que no les favorece individualmente, e incendian,
agreden, viven desesperados por el miedo y su incapacidad de plantear
soluciones pacíficas, de diálogo, de acuerdo racional, más bien entregándose a
la ingrata tarea de armarse, de bombardear, de matar, de destruir a quienes no
coinciden con sus principios.
Nuestro
bello planeta se ve cansado, herido, ofendido. Da la impresión de que no
resiste más. Dicen que ha comenzado a defenderse, que esa defensa afectará a
millones de seres. Es muy probable. Entonces, ¿cambiará el cerebro humano? ¿Llegará
el momento de la Noosfera? ¿El fin de la era, como una suprema solución para
este callejón sin salida? Probablemente. El viraje síquico es urgente. De lo
contrario, desapareceremos en el universo sin dejar huellas, sin pena ni gloria,
como dijo alguien, “como un rumor que los seres dejan al pasar”.
César Pinos Espinoza.
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