A las diez de la mañana en
San Lorenzo el calor es abrazador. Proseguimos por otros lugares del cantón y a
cada paso, todo llama la atención: la gente de raza negra, su vestimenta
vistosa, la alegría y bullanguería de los jóvenes, las chicas que salen de sus
colegios y el ambiente como de fiesta en cada momento. En la Hostería El
Pedregal presentan un acto cultural de danza típica de la zona, algunas
autoridades se han dado cita y es para nosotros la oportunidad de dialogar con
la gente y admirar sus habilidades artísticas. Una chica morena nos invita a
bailar la música de la marimba, luego a comer un sabroso plato típico, y así,
algunos apuros y momentos que no constaban en la agenda pero que suelen ser
parte de estas aventuras. Cada momento conocemos más de estos pueblos, nos
falta hablar de otros puntos turísticos, del sector portuario, del tren y la
historia de su llegada al mismísimo muelle, de lo bonito que está quedando todo
ese sector; de la vieja y abandonada casa del pintor Endara Crown, es decir de
muchas cosas que ofrece esta bella como desconocida tierra ecuatoriana.
Ya
junto al río Mataje
En un momento del siguiente
día resolvemos intentar la aventura de conocer el pueblo de Mataje, ya en los
mismos límites con Colombia. Siempre la curiosidad nos mueve. Ahora nos
dirigimos en auto por una carretera que nos parece interminable y de grueso
lastre. Por seguridad, para no extraviarnos, preguntamos a un hombre en la
carretera si estamos en la ruta correcta, dice que sí y que lo llevemos para
indicarnos; nos pareció una imprudencia porque era un campesino desconocido y
cualquier cosa podía suceder. Nos habló de cierto peligro de la vía porque
pueden producirse asaltos, aunque esto es más factible en la noche; nos ofrece
un vaso de la gaseosa de una botella que lleva, pero gentilmente le agradecemos
sin aceptarle porque a la mente enseguida acude lo que se ve en la televisión; el
hombre se queda en el camino y continuamos porque según él, ya faltaba muy poco
para llegar al río y pueblo de Mataje.
Río
tranquilo y día lluvioso
Toda esa zona es completamente
verde y la hemos visto desolada, hasta llegar por fin a un retén con palo y
cadenas que decía ¡Alto!, aquí no más. Surgen de pronto dos militares armados y
equipados que nos piden papeles y motivos de nuestra presencia en esos lugares.
Solucionado el impase y revisado el auto, por si acaso armas, nos dan el tiempo
de media hora para estar en el límite y volver. Entonces comenzó a llover y
todo tuvimos que hacer apresuradamente, fotografías, observaciones y
descripciones. El río Mataje corre lentamente, con un ancho de unos 150 metros
y un bajo fondo. Unas pocas casas de madera hacia uno y otro lado de la frontera,
unos jóvenes que juegan en una cancha del lado ecuatoriano y el silencio, son
las características que observamos. Nuestro pasajero fortuito dijo que a veces
pasan chicas colombianas hacia nuestro territorio y que son requeridas para
servicios personales. Misterioso el lugar y no apto para estar tranquilos. Pero
vemos que intentan construir un puente que sería internacional y de seguro
cambiarían las cosas porque implicaría movimiento, aduanas, control militar y
policial, y alejaría el peligro del que hablan en esa zona en cuanto a tráfico
de drogas y presencia de guerrilleros.
Etnias
desconocidas en una gran zona
Algo muy interesante de la
zona oriental de San Lorenzo es la Reserva Étnica y Natural de los Awá, según
dicen, últimos descendientes de los primeros aborígenes de esa región; ellos
mantienen sus tradiciones culturales dentro de una exuberante vegetación de
bosques, llanuras y una montaña caracterizada por su flora y fauna, donde se puede
observar gran variedad de aves, propias del lugar. Los Awá son hábiles
pescadores y cazadores, cultivan preferentemente plátano, caña de azúcar y
yuca. Son alrededor de 13 mil habitantes, de los cuales cerca de 3 mil se
encuentra en territorio ecuatoriano. Su área es binacional con un total de
5.800 km2, de los cuales 1100 km2 son de los Awá. Hablan el Awapit, de la
familia lingüística Chibcha. El territorio Awá está habitado por tres grupos
étnicos: los Awá, los Chachis y los grupos Afro-Ecuatorianos, todos
distribuidos en 18 comunidades que conforman la Federación de Comunidades Awá
del Ecuador.
Es poco lo que exponemos y
es mucho lo que ofrece la tierra esmeraldeña: tradiciones, costumbres,
historia, paisajes hermosos, ríos navegables, y, contrariamente a lo que
exagera la prensa nacional, se respira un ambiente pacífico e interesante. Por
eso, vale conocer San Lorenzo, rincón escondido y bello de nuestro territorio
nacional.
César Pinos Espinoza
www.proyectoclubesdecomunicación.blogspot.com
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