jueves, 4 de junio de 2015

Reportaje exclusivo: Dos días en La Roca

 
    “Lex, dura Lex”, es la sentencia para todos los que incumplen las reglas sociales establecidas, incluso para los que la cumplen y de pronto asoma la señora Injusticia con su rostro repudiable y grotesco. Así, ladrones, incluso de cuello blanco, traficantes, transgresores de reglamentos viales, asesinos, deudores de obligaciones familiares, violadores, asaltantes de domicilios, lanzas y otros tantos, se dan cita en los mismos lugares, en las prisiones más seguras del Ecuador.

 
     20h00 de un día cualquiera: Juan llega a La Roca conducido por dos policías. No hay resistencia del detenido por conducir sin sus documentos en regla. Momentos antes perdió sus papeles en el baño de un restaurant. La Roca es una ciudad enorme. Se ve de fuera solitaria pero aloja a cerca de 500 individuos hombres y mujeres. En el primer paso nuestro personaje, sereno y a la espera de lo novedoso, presenta sus documentos de identificación, lo obligan a dejar en una bandeja todas sus pertenencias personales, y queda con camisa y pantalón. Luego pasa por filtros que comprueban la tenencia de armas, drogas u objetos metálicos. Dos equipos electrónicos examinan su organismo. Siempre las cámaras lo siguen por cada sitio que pasa. Luego va por otro y otro lugar en donde queda registrado junto al motivo de su detención. No hay posibilidad de escape. Llega a un punto final en donde, si tiene suerte, recibe una cobija o un uniforme naranja en caso de ya estar sentenciado, hasta que llega a la celda asignada. Silencio total, salvo el ruido funesto de la puerta metálica que se cierra a sus espaldas.

 
    Ya está Juan en la celda. Como es temprano y la luz interior apagan a las 10h00, los compañeros lo miran y preguntan: ¿Cómo te llamas? ¿Por qué te traen? El “caporal” le indica el lugar que debe ocupar. Es curioso, tienen un jefe conocido con ese nombre, es quien ordena y debe ser respetado. Impone el aseo, ayuda en algo, lo consultan, lo decide. Después de todo es una autoridad en tales circunstancias. Para el caso de Juan el “caporal” se llama Guillermo, tiene 32 años, se encuentra ya dos meses, le faltan tres para cumplir su pena. Juan pregunta el nombre de los más cercanos y por qué están allí. De igual modo responde a las preguntas de ellos. Es triste la historia de cada uno, las lágrimas no faltan. Es un submundo en donde se mezclan la droga, el delito callejero, la violencia doméstica y el alcohol. En la celda no hay papel ni lápiz, ni televisión ni radio ni reloj, todo queda anotado en el fondo de la conciencia de cada uno. Un caso de emergencia en esos momentos sería fatal porque comunicar al guardia de turno resulta casi imposible, razón por la cual urge dominar la mente y la serenidad personal. Dormir es una misión imposible, además de que se mezclan las energías negativas, el mal olor y el sonido de los insomnes. El baño con tazón de metal y salida de agua ultra rápida, una ducha y un lavabo, se utilizan a cada momento y todos los diez internos aceptan ese ruido permanente.
     La luz vuelve a encenderse a las 06h00, es una nueva esperanza, el grupo se reanima, uno que otro comenta algo, uno a uno pasan a hacer sus necesidades, otro ora sentado, alguno hace ejercicios, después de todo, dice un detenido, “este no es un hotel cinco estrellas ni un premio por nuestro mal comportamiento”. “Por algo será que Dios nos pone en este lugar”, sentencia  el “caporal”. José Miguel es oriundo de Milagro, tiene 26 y purga una pena de 3 meses por alimentos; Antonio es de Latacunga, debe estar seis meses por violencia callejera; Pedro es lojano y está cuatro días de los 15 que le corresponde por agresión a sus esposa, pero dice que ya no quiere volver con ella; de los restantes, están por diversos motivos: conducir en estado de embriaguez, por no portar documentos para conducir, por uso y tenencia de drogas, etc.
 
    Después de llegar a  la celda, ojalá al día siguiente, los detenidos son llamados ante el juez que analiza su causa, y sentencia, la misma que consiste en multas, rebaja de puntos en licencia de conducir, años, días o meses de prisión, o en ciertos casos, por atenuantes, penas sustitutivas, como trabajo comunitario o detención domiciliaria. El desacato, o sea la desobediencia a la decisión del juez, es grave y también muy grave el irrespeto y agresión a policías y agentes del orden. Sin embargo, Santiago, un joven de Nabón, dijo que al arrestarlo lo golpearon “sin motivo”.
   A las 08h00 todos los internos, hombres y mujeres, acuden al desayuno, un jarro de colada y dos panes. “Cuando salgamos y nos veamos afuera, les dice Juan a sus ahora amigos, yo les invito una comida diez sobre diez, no esta pendejada”, causando la risa de todos los del grupo. El almuerzo es un caldo simple y un plato de arroz con un pequeño “adorno”, según comenta Julio, un hombre procedente de Macas. “Yo cuando salga quiero enviarles una buena funda de frutas y pan”, dice, pero no permiten, peor dinero. Creo que las escenas se repiten en las diversas secciones de alta, media y mínima peligrosidad: hay un patio de 40 x 5 metros para recibir el sol, cuando hay o para pasear y conversar, también talleres y canchas. En las celdas apenas una claraboya por donde el guardia trae novedades o los detenidos hacen llegar mensajes en clave a otros, o cantan y declaman poemas antes de dormir. Algunos hombres y mujeres a lo lejos se llaman y hasta dicen, “te quiero”. ¿En dónde no estará presente el amor?


    Policías, agentes penitenciarios y tropas de élite están a la entrada de La Roca. La seguridad es total, o como dijo sonriendo una chica agente, “casi total”. El escape es prácticamente imposible. Salvo unos pocos casos, dice un policía, “aquí ahora la honestidad está de moda”. Sigo a Juan que días después abandona La Roca con orden de excarcelación dictada por un juez, me habla de la diferencia del aire de libertad, comprendiendo el valor de cumplir con la ley y el respeto a lo establecido. Vira su rostro y alza su mano al despedirse de sus ex compañeros que quedan allí esperando su oportunidad. El pesar parece quedar atrás, pero más bien lo persigue, por tantos y tantos casos de dolor, sufrimiento y tensión encerrados en esas pareces frías de cemento, de las cuales no escapa nadie, salvo el pensamiento, que vuela lejos, muy lejos hacia el calor de los seres queridos y la codiciada libertad.

César Pinos Espinoza
cesarpinose@hotmail.com

martes, 26 de mayo de 2015

Páginas que casi nadie conoce...pero que debemos conocerlas.



Pasaje de "ESPEJOS", de Eduardo Galeano. Mons. Romero y Juan Pablo II
En la primavera de 1979, el arzobispo de El Salvador, Oscar Arnulfo Romero, viajó al Vaticano. Pidió, rogó, mendigó una audiencia con el Papa Juan Pablo II, pero en vano.



Por fin, poniéndose en la fila de los fieles que esperaban la bendición, Romero sorprendió a Su Santidad para robarle pocos minutos. Intentó entregarle un voluminoso informe, fotos, testimonios, pero el Papa no lo aceptó. "No tengo tiempo para leer tanta cosa" le respondió. Romero balbuceó que miles de salvadoreños habían sido torturados y asesinados por el poder militar. Que ayer no más, el ejército había acribillado a 25 ante las puertas de la catedral. El Santo Padre lo paró en seco: "No exagere, señor arzobispo!" Y luego exigió, mandó, ordenó:
"Ustedes deben entenderse con el gobierno! Un buen cristiano no crea problemas a la autoridad! La Iglesia quiere paz y armonía"
 
Diez meses después el arzobispo Romero cayó fulminado en una parroquia de El Salvador. Las balas lo alzaron en plena misa, cuando estaba alzando la hostia.
Juan Pablo II , no hace mucho, fue declarado beato.
 
 

César Pinos Espinoza
cesarpinose@hotmail.com

viernes, 3 de abril de 2015

Comentario: "El oro no vale nada"


     Programas científicos como “Cosmos”, con Neil Tyson (National Geographic) nos llevan a una profunda reflexión: El universo es increíblemente inmenso y somos una mota de polvo, nada. En estas circunstancias, no nos queda otro camino que la humildad. No cabe, es absurdo y loco un mundo con fronteras, con corrupción, con tanta ignorancia e imposición de unos pocos sobre otros, una enorme mayoría.
     La fugacidad de la existencia humana es evidente, las ambiciones y sueños, algo necio y efímero, como el agua que se va entre los dedos; la paz y armonía, una urgente necesidad. En verdad, una profunda reflexión sobre el tema, nos puede ofrecer consciencia sobre la inutilidad y levedad de todo lo que existe. Lo breve de la vida y su imperceptible importancia en el inconmensurable universo, nos deja perplejos, al borde de la nada.


     Una sonda Pioneer enviada hace no mucho tiempo al espacio, para que no retorne jamás, tiene la misión de enviar información durante millones de años, y si solamente meditamos que vivimos en el año 2015, que nuestra era más o menos conocida parte del año 1 y que sólo conocemos escasamente lo que ha sucedido entre 7 y 10 mil años A. C., no sabemos nada. Si dicho aparato está programado para fotografiar nuestro planeta dentro de miles de años, se espera que para ese tiempo la vida en la Tierra habrá desaparecido sin dejar rastro. No quedarán huellas de pirámides ni rascacielos ni gente y el planeta seguirá vagando en el espacio de nuestra galaxia entre millones y millones de cuerpos celestes, también perdidos en la inmensidad de millones de galaxias en un impresionante universo conocido, como una insignificante mota de polvo sin vida, sin la más leve huella o recuerdo de civilizaciones, guerras, líderes importantes, héroes, religiones y seres admirables y hermosos. Tanta hermosura y sublimidad para nada.



   Entonces, qué hacemos hoy, qué buscamos, hacia dónde creemos que vamos. En verdad sin rumbo y sin destino, como el planeta, como el universo. Y nuestra vanidad persiste, vanidad de vanidades como dice la Biblia. Nos creemos importantes, y no sabemos nada, Nos creemos necesarios, luchadores y estamos más o menos desesperados por solucionar de la forma que fuere nuestros problemas diarios, hasta que le toque a cada uno su término, sin que sepa cuándo. Seguimos disimulando, olvidando o tratando de olvidar cada día, cada hora, que nada tiene sentido, sino sólo el placer, humilde placer de conocer, de saber, de disfrutar, siquiera unos momentos. Y no hay que olvidar la sentencia del filósofo español, José Luis Sampedro, “El tiempo no es oro, el oro no vale nada, el tiempo es vida”.

César Pinos Espinoza
cesarpinose@Hotmail.com
03-ab-15

miércoles, 1 de abril de 2015

La historia de Oseas y Gomer


Oseas se sentía bastante desanimado. Acudió a Dios y este le dijo algo muy extraño: "quiero que te cases. Creo que Oseas debió de animarse al oír eso, porque era soltero, y Dios le dijo: "te he escogido a una amiga. Cuando mencionó el nombre de la muchacha, a Oseas le latió el corazón con fuerza, porque el nombre de la joven era Gomer, la muchacha más hermosa de Israel y Oseas estaba realmente interesado.

Pero Dios le dijo: "Quiero que sepas la historia entera de esta joven, te va a ser infiel, de hecho, se convertirá en nada menos que en una vulgar prostituta. Pero a pesar de todo quiero que te cases con ella. No cabe duda que Oseas debió sentirse profundamente intrigado por el extraño mandato de Dios, de igual manera que se debió sentirlo Abraham cuando Dios le mandó que cogiese a su hijo y le matase, que matase a su propio hijo. En ocasiones Dios hace cosas extrañas, cosas que nosotros no entendemos, que no podemos clasificar, cosas que no parecen encajar con lo que creemos que sabemos acerca de El. Y esa es una de esas cosas extrañas. Dios le dijo a Oseas: "Quiero que te cases con esta muchacha, que se convertirá en una ramera, en una prostituta corriente y común, pero tendrás tres hijos, dos niños y una niña. Y cuando nazcan quiero que me dejes que sea yo quien les ponga los nombres. Tal vez en esos momentos Oseas comenzaría a entender algo de lo que Dios estaba haciendo. Sabía que en Israel era la costumbre enseñar por medio de señales, Dios usaba con frecuencia este método para instruir a su pueblo, y que los nombres eran muy importantes. Dios usaba con frecuencia los significados de los nombres para enseñar a Israel ciertas verdades y en aquellos momentos Dios planeaba usar a este profeta y a su familia como una lección objetiva para su pueblo.

Así que Oseas fue a hacerle la corte. Y ¿cómo no? Gomer se sintió atraída por aquel muchacho tímido y al final él se armó de valor y le pidió que se casase con él. Ante su gran alivio la muchacha accedió y se casaron. Al principio su unión fue como el cielo en la tierra. Oseas amaba a esta muchacha. No se puede leer esta profecía sin darse cuenta de ello. Debieron ser inmensamente felices juntos, y luego tuvieron  su primer hijo, que era un niño, tal y como Dios les había dicho. Oseas rebosaba de felicidad y acudió a Dios para que le dijese qué nombre debía ponerle a su hijo: "¿cómo debemos llamarle? Ante su sorpresa, Dios escogió el nombre Jezreel, que quiere decir "naufragar”, un nombre vergonzoso en Israel.

¿Recuerdan la sangrienta historia de la reina Jezabel y de Acab? Acab engañó a su vecino, le quitó su propiedad y le robó su viñedo y Jezabel fue la reina malvada que le hizo hacerlo y por Dios la juzgó. Un día estaba ella mirando por la ventana, desde el piso alto, cuando Jehu, un general, que estaba en el patio, ordenó a los criados que tirasen a Jezabel por la ventana, cosa que hicieron. Ella quedó muerta en el suelo y los perros se la comieron, y desde entonces ese patio fue conocido con el nombre de Jeezrel (2ª Reyes 9:30-37)

Con el paso del tiempo le nació  una hija, a la que pusieron por nombre Lo-rujama que significa "persona a la que no se le tiene ninguna lástima o compasión”. Imagínese lo que es ponerle un nombre así a una hija suya. Quería decir que Dios ya no tendría más compasión de su pueblo si seguían en su postura de rebeldía obstinada porque se le estaba acabando la paciencia.  Cuando la niñita fue destetada, Gomer concibió de  otro niño y Dios le puso por nombre Lo-ammi, que significaba "no sois mi pueblo y yo no será vuestro Dios”.  

Después de esto ya no hubo más niños en la casa de Oseas y Gomer comenzó a cumplir la triste predicción, que había hecho Dios cuando le dijo a Oseas que se casase con ella. Qué terrible sufrimiento debió causarle a este joven predicador escuchar los rumores que comenzaron a circular acerca de su esposa y sobre lo que sucedía cuando él se ausentaba y se iba a predicar a otros lugares. Hasta es posible que sus propios hijos hiciesen inconscientemente algún comentario acerca de los hombres que iban de visita a la casa cuando el padre estaba ausente y no pasó mucho tiempo antes de que los niños quedasen sin atender mientras Gomer se pasaba todo el tiempo acostándose con todos aquellos hombres.

Un día Oseas llegó a su casa y se encontró una nota de Gomer: había decidido buscar la felicidad que se merecía y le dejaba a él y a sus hijos para seguir al hombre que realmente amaba. Pero la pobre Gomer iba pasando de un hombre a otro, hasta que cayó por fin en manos de un hombre que pudo pagarle su alimento y su ropa. Su primer amante le había regalado una estola de visón, pero éste hacia que se tuviese que vestir con la ropa que encontraba en la beneficencia. Al profeta le llegaron noticias de la vida tan desgraciada que llevaba su mujer y fue a buscar al hombre con el que estaba viviendo. Sabía dónde le encontraría, en la taberna de la ciudad, y cuando se encontró con él es muy posible que la conversación se pareciese a esta: ¿Eres tú el hombre que estás viviendo con Gomer, la hija de Diblaim? El hombre debió contestarle: "Si es que es asunto tuyo, lo soy efectivamente. Oseas le dijo: Pues yo soy Oseas, su marido a lo cual siguieron unos momentos de profunda tensión. Pero el hombre le preguntó: "¿qué quieres? Yo no he hecho nada malo. Oseas le dijo: "escucha, no es mi intención causar ningún problema, pero sé que tienes dificultad para que te llegue el dinero. Quiero que cojas este dinero y que le compres a Gomer algo de ropa y que te asegures que tenga toda la comida que necesite. Si necesitas más dinero te lo daré. Es posible que aquel hombre pensase "no hay loco peor que un viejo loco. Si este cretino quiere ayudarme a pagar los gastos, mejor para mí. De modo que cogió el dinero, le compró algunos alimentos y volvió a su casa.

Puede que piense usted "¡vaya una locura, que un hombre haga semejante cosa! Pero ¿quién puede explicar las locuras que comete el amor? El amor existe aparte de la razón y según su propia naturaleza y lo que hizo Oseas lo hizo por amor. No cabe duda de que debió de contemplar a distancia para ver si podía contemplar durante unos segundos a la mujer que amaba mientras ella acudía apresuradamente a la puerta para coger los alimentos que llevaba el hombre en sus manos y darle las gracias por lo que le había traído, por los regalos que había hecho posible el verdadero amor, que había ofrecido la infamia y que la insensatez había aceptado.

No sabemos con seguridad cuánto tiempo duró esta situación, pero por fin llegó la noticia de que la mujer a la que amaba Oseas iba a ser vendida como esclava. El marido con el que se encontraba en aquellos momentos se había cansado de ella y debía ser vendida como esclava. El profeta, con el corazón destrozado, no sabía lo que hacer y acudió a Dios llorando. Dios le dijo: "Oseas, ¿amas a esta mujer a pesar de lo que te ha hecho? Oseas asintió con la cabeza mientras le caían las lágrimas y Dios le dijo: "entonces ve y muéstrale tu amor por ella de la misma manera que yo amo a esta nación de Israel.

De manera que Oseas fue al mercado y se quedó mirando a Gomer mientras la traían y la colocaban en el banquillo y allí estaba aquella mujer, a la que habían despojado de su ropa, totalmente desnuda ante la multitud. El subastador la pellizcó, la tocó y mostró lo fuerte que era y entonces comenzó la puja. Alguien ofreció tres piezas de plata y Oseas subió a cinco. Alguien subió la oferta a ocho y Oseas a diez. Otra persona ofreció once y él ofreció doce. Entonces Oseas ofreció quince piezas de plata y una medida de cebada, cayó el martillo del subastador y Oseas recuperó a su mujer. Se acercó a ella, la vistió y se la llevó de la mano a su casa.  Y le dijo: "Te quedarás conmigo muchos años. No te prostituirás ni serás de otro hombre; lo mismo haré yo contigo." (3:3)

Fuente: Ray C. Stedman

 

jueves, 26 de marzo de 2015

"Eloí, Eloí, lama sabactani"


"Y cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora nona. Y a la hora novena, Jesús clamó a gran voz: "Eloi, Eloi, lama sabactani ", "Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado" “Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. Y el velo del Templo  se rasgó en dos, de arriba a abajo. Y cuando el centurión, que estaba frente a Él, al ver cómo había expirado, dijo: ‘Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios" (Marcos 15:33-34,37-39).

La exclamación expresada por el Nazareno en arameo, lengua semítica con una antigüedad de unos tres mil años, encierra algunos misterios. ¿Tuvo Jesús realmente miedo en ese momento de la crucifixión? ¿Se vio desamparado? ¿Pensó que el Padre lo había abandonado? Y si fue así, ¿por qué Dios abandonó a su hijo en la cruz? Mateo y Marcos, son los únicos Evangelistas que registran este incidente en detalle, señalan que Jesús se sintió abandonado por Dios, sin explicar el por qué (Mateo 26: 46; Marcos 15:34). Se da una serie de explicaciones al respecto por esa separación del Hijo con el Padre en un momento tan dramático. Sugieren especialistas que “el Padre no podía soportar ser testigo de la muerte de su amado Hijo; y por lo tanto, se apartó en el momento del sufrimiento final de Jesús”. También, que “el Padre tenía que irse, para que Jesús pueda cumplir la expiación completamente solo”. O que Jesús “se encontró absolutamente abandonado por Dios, al igual que todos los pecadores y por eso sufrió y murió en nuestro lugar” (Gálatas 3:13). Es decir, en ese momento Dios retiró su poder protector a su Hijo, “para que Él hiciera el sacrificio expiatorio por todos nosotros”.

No se conoce con certeza cuánto tiempo duró la vida pública de Jesús, señala un comentarista de estos temas sagrados. Los evangelios sinópticos mencionan una sola fiesta de Pascua celebrada por él con sus discípulos en Jerusalén, durante la cual fue detenido y crucificado. Eso parece sugerir que su vida pública duró solamente un año. En el Evangelio de Juan, por el contrario, se mencionan tres fiestas de Pascua, las tres celebradas por Jesús en Jerusalén, lo que hace suponer que el ministerio de Jesús se prolongó durante dos o tres años. En todos los evangelios sólo hay una indicación precisa de fecha, la que se ofrece en Lucas (Lucas. 3:1-2). Jesús, como otros hombres célebres de la antigüedad, incluido Sócrates, no escribió nada, o no hay constancia de ello. Todo se basa en relatos y textos de otros.

Según las Cartas de Pablo los primeros textos sobre Jesús son posteriores en unos veinte años a la fecha probable de su muerte, luego, las principales fuentes de información acerca de su vida, o sea los cuatro evangelios canónicos, se redactaron en la segunda mitad del siglo I.  Las Cartas de Pablo de Tarso, escritas, según la datación más probable, entre los años 50 y 60 son los documentos más tempranos acerca de Jesús. El papiro de Egerton, único fragmento que no aparece en los evangelios canónicos cita una pregunta de Jesús a sus discípulos: “¿Por qué la semilla se entierra y al poco tiempo crece de modo inconmensurable?".  A continuación, Jesús hace un milagro plantando en el río Jordán una semilla de la que crece un árbol que da fruto. ¿Talvez se refieren a la resurrección? No hay acuerdo sobre este caso, el fragmento está muy deteriorado y faltan muchas palabras en el texto.

Juan Chapa, profesor de la Universidad de Navarra, ha descubierto en Inglaterra un probable evangelio apócrifo que pertenece a la colección de papiros de Oxirrinco (Egipto) y se conserva en la Universidad de Oxford. El papiro que acaba de ser editado por dicho investigador, decano de la Facultad de Teología de la Universidad española y profesor de Nuevo Testamento, explica que, “en una cara relata parte de un exorcismo realizado por Jesús, que no encuentra su paralelo exacto en los cuatro evangelios canónicos”.

Cuántos misterios más en torno a la vida y muerte de Jesús. No cabe duda que existió, pero también, que es muy difícil llegar a saber mucho en cuanto al personaje, que sobre todo ostenta un halo divino y encarna una filosofía, inaceptable para su tiempo, y quizás impracticable e inexplicable para nuestros días.

César Pinos Espinoza

cesarpinose@hotmail.com


domingo, 1 de marzo de 2015

Viaje al fin del mundo. Introducción.


 
 
“El muchacho imperial, apenas coronado, había escuchado el consejo de los generales del imperio; era más urgente seguir hacia el sur, hasta donde se acaba el mundo. Y así lo hizo: Calcúlese que, después de conquistar más de la mitad de Chile actual, trasmontó la cordillera. ¿Quién dice que esto lo inventó Aníbal el Cartaginés o Napoleón El Corso, hasta la tierra de los tucumanes, en la actual República Argentina? No halló mucha resistencia por allá, y regresó viendo el mar Atlántico --como lo decimos nosotros, que sabemos de la existencia de Platón y de Séneca-- A su consejo de generales y ministros, les declaró: Vuelvo desde el fin del mundo. Por el lado del sur, el mundo entero es mío…Y continuó viaje hacia el Hatun Cañar, tierra de su nacimiento”. (Benjamín Carrión. El cuento de la patria, pag. 41. Quito. 2002).

Por qué este libro
 

Había leído sobre la famosa Batalla del Maule, presunto enfrentamiento entre las fuerzas Mapuches y el ejército del inca Túpac Yupanqui,probablemente hacia 1485. Según dicen fue al sur del río Maule, sin triunfo ni derrota de ninguno de los contendores. Felipe Huamán Poma de Ayala se refiere a un enfrentamiento entre indios de Chile y el capitán Apu Camac Inca. Según el relato, tras someter a Atacameños y Diaguitas entre 1479 y 1485 aproximadamente, el ejército inca de Túpac Yupanqui,conformado por unos 50 mil hombres, se estacionó en territorio Picunche, grupo norte de la etnia Mapuche, llegó al río Maule y ordenó cruzarlo a 20 mil soldados, probablemente por el concejo del ayudante Vitacura, al mando del general inca llamado Sinchirunca. Los incas llamaban promaucaes o purumaucas a todas las poblaciones que no estaban sometidas a su imperio. Los promaucaes se aliaron con los Antalli, Pincu y Cauqui, formando un gran ejército. Los peruanos durante dos días enviaron parlamentarios para que reconozcan a Túpac Inca Yupanqui como su soberano e hijo del dios sol, pero los Mapuches no cedieron y ofrecieron dura batalla durante tres días. Hubo muchos muertos en ambos bandos y ninguno lograba vencer. Los incas decidieron no continuar la conquista sino fortalecer sus posiciones, administrar los territorios dominados y mejorar la agricultura de los nuevos. En todo caso fue la resistencia mapuche la que impidió continuar la conquista.
 
César Pinos Espinoza